En MONCADA - 04-12-11 | POLÍTICA
La imagen, publicada por la revista Época, muestra a la presidente de Brasil cuando tenía 22 años. Tras varias sesiones de tortura, la joven Dilma fue sometida a un interrogatorio sobre su participación en la lucha armada
Se trata de la primera foto de la etapa guerrillera de Dilma Rousseff, durante la última dictadura militar brasileña. En la imagen Dilma Rousseff aparece en la Auditoría Militar de Río de Janeiro. Al fondo se puede ver a los oficiales que la indagan sobre su participación en la lucha armada. Este interrogatorio se desarrolló tras 22 días de tortura.
La imagen forma parte del libro A vida quer coragem (La vida quiere coraje) del periodista Ricardo Amaral. La biografía de la actual mandataria llegará a las librerías brasileñas en pocos días.
Rousseff conoció en carne propia la represión dictatorial. Militó en grupos guerrilleros en los que ocupó puestos de alta responsabilidad. Primero lo hizo en la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares y después en el Comando de Liberación Nacional. La llamaban "Stela", "Luisa" o " Vanda", pero de su actividad durante la época, o sobre las torturas, no revela demasiados datos, "nadie sale de eso sin marcas", se limitó a definir en declaraciones para la revista brasileña Piauí meses antes de ganar las elecciones de 2010. Fue detenida en 1970 y sufrió largas sesiones de tortura durante 22 días. Su cautiverio se prolongó por tres años, hasta diciembre de 1972.
Según sus propias declaraciones, nunca disparó ni mató a nadie. Solo colaboró en la preparación de algunos asaltos a bancos para financiar la organización. Rousseff narró que escondía las armas de sus compañeros de lucha debajo de su cama y que lo único que sabía era "armar y desarmar" fusiles y pistolas, que nunca llegó a usar.
Días atrás, la mandataria promulgó la ley que crea una "Comisión de la Verdad" para investigar las violaciones a los derechos humanos perpetrados durante la dictadura (1964-1985). De todas formas, la Comisión tiene poderes limitados, ya que no podrá revocar la amnistía, promulgada al final de la dictadura, que protege a los militares de los crímenes de lesa humanidad y que al término del régimen fue puesta como condición para permitir el paso a la democracia.